22 feb 2010

Concierto para una vela


Recuerdo el aguacero tenaz de aquella noche de miércoles. Buscábamos un rincón cálido dónde satisfacer mi terco capricho de algo dulce: un bizcocho de jazmín, una rebanada de niebla, qué sé yo. Deshoras. De súbito una puerta transparente y una escalinata prometiendo un atajo al paraíso. Y allí estábamos, fantasmas mojados sacudiéndonos la lluvia en el centro de un pequeño comedor vacío todo madera, manteles a cuadros, dibujos de Escher, palmatoria en cada mesa.
Apareció ante nosotras apenas tomamos asiento. Zapatos maltrechos pero lustrosos, frac anacrónico, sonrisa paciente: el violinista.
Miró en derredor comprobando que la nuestra era la única candela que sobrevivía en la constelación apagada del comedor. Sonrió. "Ustedes son mi público esta noche -dijo con amabilidad-. Así que éste será un concierto para una sola vela". Ciñó el violín y comenzó el viaje. Paganini, tangos, un nocturno de Chopin... Tocaba con la dignidad de quién se sabe algo más que un músico que viste el fondo de una cena. Una pieza judía convirtió el comedor en un cuadro de Chagall, sillas volando entre gallos y tejados al ritmo del viento sobre las cuerdas. Sublime.
El milagro sucedió mientras interpretaba una sonata de Giuseppe Tartini. El ritmo crecía como una ola gigante cuando el violín comenzó a tocar al hombre. Y lo hacía con destreza, pulsando sin temor los tendones del músico, vibrando al unísono carne y madera. Sacudía aquel cuerpo de títere, lo doblegaba en cada giro y no cedió ni un silencio hasta conseguir el llanto del hombre. Rendido, dejó caer los brazos. "Esta pieza siempre me emociona -se disculpó-.¿Sabían que Tartini soñó que el diablo la interpretaba a los pies de su cama? Al despertar comenzó a escribirla enfebrecido". Tras las peticiones el concierto se apagó al igual que nuestra vela. Recogió su instrumento, nos despidió con una breve inclinación y una chispa en la mirada. Desde la ventana le vimos alejarse con su estuche, delicada marioneta borrándose en la lluvia.
Un año después -el miércoles pasado- regresamos al restaurante. No hubo suerte. En su lugar un trío de jóvenes franceses cantaba sin convicción para un comedor atestado. ¿Dónde estaba el violinista? ¿Acaso fue un sueño aquel concierto? Quizá a su violín le pudo la nostalgia y una noche lo elevó, tocando sin cesar, más allá del último tejado del horizonte.

23 comentarios:

  1. Sublimes tus palabras, Alicia. Qué sueños, si lo fueron, tan bellos.
    Ha sido un placer disfrutar de ese miércoles de lluvia y la desgarradora música del violinista en estos últimos días de invierno.
    Un abrazo.

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  2. Precioso, exquisito y delicado, Alicia. No sé el porqué, pero tus palabras me han elevado hasta Ginebra y me han entrado unas ganas terribles de volver allí, gracias!

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  3. ¿Sabes? etéreo y magnífico, sí

    Besitos

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  4. Quizá una rebanada de niebla como dulce nos quede compensada en el estómago con la ejecución del soberbio tema de Tartini. Os imagino comiendo un gran trozo de tarta y Giusepe sacando niebla de su violín. Posibilidades que nunca suelen repetirse: el decorado de la magia y el sueño. Trece minutos y medio para no olvidar.

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  5. Ay pequeña!! He reconocido el sitio y he recordado cómo me contaste hace un año emocionada esa merienda con violín y vela.
    El violín es mi isntrumento preferido, tal vez porque sus gemidos me recuerdan a los de los hombres

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  6. Qué hermosas, dulces y volátiles palabras, de mariposa de ámbar. Iluminan todo, como la candela prendida en el restaurante y ese violinista mágico que más parece una libélula grácil, pero con corazón.

    Bella historia, un abrazo Alicia

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  7. Gala, fue un sueño vivir ese momento. Pero los sueños son volátiles y cuando se alejan nos dejan un poso de duda.¿Realmente existió? Felicidades por tu blog...He dejado por allí algún grano de trigo. Un abrazo grande

    Elena, corre pues a Ginebra! Me alegra haberte transportado, la música siempre lo hace. Especialmente los violines. Besos y vuelos

    Virgi, gracias! Un placer traer este postre de niebla a tu mesa

    Ventana, cómo me gusta tu comentario. Ese violín de Tartini respirando niebla es fantástico. La magia es puro presente, no hay que tratar de emular sus caminos. En algún lugar flota ese instante de música arrebatadora, eterna.

    Ariadna, siii... Fue una noche increíble. Por momentos así todo merece la pena. El violín es un desgarro y un aliento dulce. Me encanta. Y los grandes luthiers dejaron un barniz enigmático sobre su piel de madera.

    Mª Antonia, sin duda era un violinista libélula, como bien dices. Un insecto imposible para una música que no era de este mundo. Un beso desde los tejados

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  9. Upsss. Siento el fallo técnico. Cualquier cosa que escriba ahora va a sonar a coña, ¿no? Intentaré subsanar el error.

    Veo que un día de lluvia se puede acabar transformado en noche con luz, aunque sea de una vela haciendo que todos los colores a su alrededor se transformen en cálidos. Ingiriendo dulces y notas de una música melancólica y un poco delirante.
    Casi he conseguido visualizar ese trocito de partitura, de vida.
    Enhorabuena, una vez más.
    Besos entre aplausos.

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  10. Alicia,
    "La música es una aportación que aumenta
    lo que los humanos exteriorizamos de nosotros mismos y lo que percibimos de
    nuestra compleja realidad: emociones, sentimientos, ilusiones, sueños, dramas
    íntimos y fugaces. Pero como ese beneficio parece impalpable, inmaterial, superfluo
    o secundario, como es de muy difícil identificación, cuantificación y clasificación,
    como resulta poco propenso a generalidades y uniformizaciones, los utilitaristas, con
    su proverbial optimismo y su confiado racionalismo, no lo comprenden, lo menosprecian,
    ni siquiera reparan en él. Por eso lo subvaloran como dimensión artística a
    cultivar. En una sociedad dirigida por ellos, quizá hasta eliminasen la música
    propiamente dicha, a no ser en la degradada medida en que sirviera para desfiles
    militares, o para bailes nupciales, o para aumentar la producción, las ventas y el
    consumo en forma de sonsonete ambiental omnipresente. Pero los amantes de la
    música, no obstante, la necesitan para sentirse plenamente vivos, y por ello la
    siguen componiendo y estudiando, la siguen interpretando y escuchando. En consecuencia,
    aquellos escritores que estiman la música y se dejan aleccionar por ella
    escribirán también de manera no burdamente utilitarista, esto es, no temerán
    presentar la realidad, toda la realidad humana, con sus timbres y tonos diversos,
    sus ritmos y disonancias, sus emotivas melodías y sus ácidas y a veces violentas
    contraposiciones de voces y contrapuntos... aunque parezcan pasajeras afecciones
    del alma, quimeras, fantasías, recuerdos obsesivos, histerias o ataques de nervios.
    El “realismo” del escritor enamorado de la música, por tanto, se diferenciará claramente
    del que conciba aquel que desestime lo melómano; entre ambos habrá disparidad
    formal, una poética distinta, otros modos de escritura."

    Un abrazo,
    nica

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  11. Si la lluvia trae estas delicias, que no deje de llover. Parece una contradicción, después de haber celebrado la llegada del sol por mis tierras, ¿no?
    Cuesta creer que os pasara algo así, fue algo mágico, sí, como tú dices un sueño, quizás, y tu manera de contarlo una delicia. Contándolo has recuperado un trozo de cielo, aunque fuera mojado.

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  12. Que barbaridad, Alicia. Está perfecto.
    Y de fondo, Tartini.
    ¿Qué mas se puede pedir?
    Tal vez, un sitio a la mesa

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  13. Me lleva el violín, sin querer, a una película.
    'Un corazón en invierno'.
    Entre los protagonistas hierve todo, de forma muy cadenciosa.
    Hermoso tu relato y tu música.

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  14. ¿Hay aguaceros no tenaces?
    Hay aguaceros breves. Aguacero ya lleva el rostro del agua bruta.
    Antes del aguacero el viento es un arco solazado de agua.
    Un violín así enciende candelabros y hasta rompe corazones. Da igual lo que comas porque singular es lo que oyes.

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  15. Silvia, aunque ya no esté el violinista sobre el tejado, espero poder llevarte en breve al escenario de esta historia de velas, música delirante y lluvia, mucha lluvia. Besos al aire

    Mónica, me cuesta concebir un mundo sin música y más aún que haya alguien que no la ame. ¿Quién puede escaparse a su embrujo? Sin duda un violín deja huella allá por donde pasa, ya sea café, pradera o página en blanco. Hay quién dice que hasta los planetas forman parte de una gigantesca partitura. Somos música...Un abrazo de pentagrama

    Mlle Miracle, por fin mis plegarias han tenido respuesta y esta mañana luce el sol sobre Madrid. Queda el presagio de los charcos sobre las aceras. En cualquiera de ellos se esconde la invitación a un viaje como el que la lluvia nos regaló aquella noche.

    Tinta, anoto la película. Su título, evocador. Ahora aguardo con paciencia a que este corazón de invierno se anegue de primavera

    Horacio, sí que hay aguaceros indecisos, breves, entrecortados. El de aquella noche era persistente como una cortina líquida tras los cristales. Un dueto perfecto de violín y lluvia para una noche extraviada.

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  16. pareciera que el mismo violín se escapara del cuadro para tocar esta sonata....

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  17. Un sueño fabuloso, muy bien interpretado, para una sola vela: es una historia que deja un escalofrío y una sonrisa.

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  18. Xibeliuss, en mi mesa siempre hay sitio para ti, así que acomódate y paladea la música.Abrazos y feliz banquete

    Nuria, ciertamente aquel violín tenía vida propia. No se sabía quién tocaba a quién...

    Francisco, entre escalofrío y sonrisa una sonata que ya para siempre llevo dentro de mí. Si cierro los ojos convoco a aquel músico y vuelvo a ese instante. Abrazos ma non troppo

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  19. Siempre que he escuchado música en directo, mayormente(como se dice en Andalucía, me gusta esa expresión de: mayormente) flamenco, lo he hecho desde las primeras filas. La razón es sencilla: me interesan lo gestos. La parte gestual en el ser humano me invita a leer más allá de la persona. Desde luego que se nota la sobreactuación y la impostura cuando se es malo. ¿Has oído hablar de Pitingo? Pues no lo soporto: canta mal, es oportunista y niño al que han mimado y sus gestos son puro teatro. ¿Has oído hablar de Mayte Martín? Con ella hay una canción que se me eriza el vello siempre que la escucho (y ya van 7 veces). Es pura emoción gestual, sabe cerrar los ojos cuando siente. Por eso da pocos conciertos, porque es de una pureza artística soberbia.
    Pues llevado esto a un violinista, a un acordeonísta, a un saxofonista es lo mismo. El movimiento del cuerpo llega un momento que se integra en la música. Se moldea la música al músculo.
    Creo que ya he dicho lo que quería.

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  20. acabo de asistir a un concierto espectacular, me imaginé ahí sentadina en una silla escuchando al "violín tocando al hombre" (preciosa esa frase) qué guapo lo relatas alicia, incluso siento tanto esa música que se me chispan los ojos a mí también, qué suerte haber estado allí, un besín muy fuerte

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  21. regalas, regalas, regalas... siempre regalas!

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  22. Acordes hipnotizantes y palabras hechiceras...Dinos Alicia ¿acaso eres una guaxa? Eso sí, un guaxa buena porque espero que todo este inmenso talento tuyo no nazca de un pacto con el mismísimo Lucifer, aquel que, tal como nos has contado, se le apareció en sueños a Tartini y el mismo del que también se piensa que está detrás de ese milagro que son los violines de Andrea Guarnieri... Estos violines me han hecho recordar aquella mágica coincidencia casi conspirativa de luthiers que tuvo lugar a finales del siglo XVI y principios del XVII en Cremona con la familia Amati, Antonio Stradivari y el citado Guarnieri. Todos ellos alquimistas del barniz y magos de las maderas indescifrables (sus secretos aún son hoy día un gran misterio). ¿Quién podrá explicarme algún día cómo pudo imaginar alguien que de las crines de los caballos de Mongolia podría surgir música tal y como sucede (y de que modo) en un violín ...???

    Pero retornando a tu talento mágico, gracias a tu post y a algunas de sus espigas he podido, por fin, comprender en todas sus dimensiones y a la vez la idea de "sublimar" y así poder fijarla en mi "universario".

    La primera versión de sublimar hace mención a "engrandecer, exaltar y ensalzar ". Y es lo que Gala expresaba acertadísimamente en la espiga 1

    En la segunda acepción juegan las leyes de la física, siendo sublimar "pasar directamente del estado sólido al de vapor". Es aquello de "etéreo" que señalaba también y tan bien en otra espiga Covi... Una especie de sensación de quedarse sin energía por la sinergia de letras y notas musicales...

    Y, finalmente, la tercera dimensión de sublimar aparece enraizada en el psicoanálisis. Alguna vez trataron de explicarme su significado pero ha sido la vela de tu relato la que me ha dado luz para, por fin, poder entenderlo. Sublimar en psicología se refiere a transmutar y elevar un instinto elemental a un plano puramente intelectual. Leerte y atreverme a escribir estas líneas es la demostración práctica del efecto sublimante de tu blog...Guaxa blanca, gracias por dejarme ese espejo donde lo he visto tan claro...CFC13

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  23. Mónica, es mi sino. Me encanta regalar pero ya sabes que también que me regalen. Buscar tesoros hasta debajo de los adoquines. Mis hallazgos siempre están ahí para ti...

    Tempero, comparto totalmente contigo esa querencia por las primeras filas en los conciertos. Desde que apenas tenía 15 años y comencé a llenarme de música en directo siempre lo hacía desde cerca. Me gusta ver esos gestos, esos surcos que el alma deja en la música y en las pieles. La música es una de mis grandes pasiones y durante algún tiempo fue también mi quehacer profesional hace ya varias vidas.. Conocía a Mayte Martín solo por su nombre pero esta tarde escuchando "vidalita" me he enamorado de su voz, de sus ojos que a ratos imagino cerrados, de sus manso moldeando las notas en el aire. El violinista de mi diminuto concierto era música en movimiento.

    Covi, encantada de que te sientes a escuchar al violinista. Algunos recuerdos intensos quedan flotando en el aire como pompas de jabón. Así que no es extrañar que hayas encontrado aquel rincón, aquel momento mágico y que ahora nos miremos en silencio un segundo antes de que el arco se incline sobre las cuerdas. Besos en clave de sol

    CFC13, creo que más que una guaxa soy una "guaja", igualmente asturiana pero más cándida que la ladrona de salud y sueños. Sonrío.
    Como siempre llegas con la cesta llena de sorpresas. ¿Las crines de los caballos de Mongolia? Ahora mismo me pongo a investigar... qué maravilla!
    En cuanto a esa palabra que has encontrado enraízada no solo en el texto sino también en las espigas sembradas, creo que su polisemia no es sino un solo significado al trasluz de distintos cristales. Una delicia ese paso de lo sólido a lo gaseoso, a lo vaporoso. ¿Y no es precisamente eso la llamada sublimación de los instintos? Este cuerpo nuestro a veces cárcel a veces paraíso necesita de esos instantes de sublimación para jugar a la eternidad. Por eso existe la música... Atanor en el que el animal se evapora y surge el ánima. Y se eleva, se eleva... más allá del cielo conocido.
    Un abrazo entre tierra y nubes

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