16 nov 2009

Cocina del alma

El arte de cocinar es pura alquimia. No existe crisol donde se mezclen tantos colores, esencias y sabores como en la respiración humeante de los pucheros. Pero existen otros ingredientes que nunca hallo en los libros pese a ser imprescindibles para envolver de alma lo delicioso. ¿Por qué no comienzan las recetas por el principio?
Para remediarlo os regalaré una tradicional fórmula para hacer Marrón Glacé, eso sí, contada desde ese primer paso.
Este manjar comienza con un viaje de amigos a la comarca de la Carballeda, pequeño Macondo cuna de mi sangre. Un camino entre pinos desemboca en la pradera de los castaños, donde mi abuelo Ezequiel plantó hace décadas lo que hoy son tres robustos árboles que en otoño rebosan fruto. En uno de ellos marcó con números romanos el año de la siembra: XXIII. Bajo un sol cortante recogimos dos cestas de castañas. Reímos, luchamos con la obstinación espinosa de los pellizos, respiramos hondo, nos llenamos de algo parecido a la vida.Las castañas durmieron esa noche al arrullo de la charla y el crepitar de la lumbre. Despertaron en el coche ya avanzada la mañana, de camino a mi viejo hogar de la infancia, alertadas por el sonido del aguacero. El norte estaba próximo. Allí aguardaban las manos de mi madre...Sabias en discernir la ternura de los frutos, las manos de mi madre eligieron con paciencia los de mejor corazón. Durante la tarea recordó a la bisabuela portuguesa y su centenaria máquina de coser cabalgando noche y día, el barco en el que el abuelo Ezequiel cruzó un océano para llenarse de tango, la yegua blanca de ojos verde-serpiente, tantas y tantas lluvias. A primera hora de la tarde me confió un hatillo con las castañas más sabrosas. Tras escaldarlas unos minutos en un puchero hirviendo se dejaron desnudar con mansedumbre...Mientras las castañas se sumergían desnudas en el agua en ebullición, comencé a preparar el almíbar. Vainilla en rama, azúcar generosa, agua hirviendo. Pero no era suficiente dulzor el de aquel jarabe ni la ternura del fruto y probé a llenar de fado el aire de la cocina...

... y la fórmula mágica surtió efecto. Cuando el corazón de las castañas se hubo ablandado lo suficiente las sumergí en el almíbar. Así reposaron el resto del día, aturdidas por tal exceso de vapores y efluvios.
A la mañana siguiente el horno las esperaba. Las introduje dispuestas una a una en una bandeja y me senté a esperar media hora junto a la ventana mientras leía en alto una oda elemental de Neruda dedicada a una castaña en el suelo. Se respiraba poesía...Y aquí están al fin, proeza de azúcar. Me sirvo un té y saboreo lo que ya es marrón glacé. Cierro los ojos. Saben a lluvia, vidas pasadas, corteza de árbol. Visten el traje verde y oloroso del fado. Y su tacto... su tacto se parece al de la piel hermosa y desgastada de las manos de mi madre.
Buen provecho

18 comentarios:

  1. Oh Ali qué bueno me tienes que dejar probar alguna... hasta tus recetas están siempre llenas de poesía

    besitos

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  2. El producto no es sólo tenerlo. Es, ante todo, sentirlo, saber de dónde viene, saber qué se hizo con él durante años. Saber venerarlo.
    Toda una lección de esa Zamora tuya tan ligada a Portugal.

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  3. ¡Uy, Alicia, qué hermoso todo!
    Los recuerdos familiares, la poesía flotando entre tus palabras y los calderos, la ternura que se derrama como el almíbar...
    Te leo al alba y me crecen besos de cariño.
    ¡Ahí te van!

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  4. Preciosa receta. Hay tanto mimo en ella... Extraña mezcla del olor a azúcar con el pasar de los años.
    Me gusta esta sensación que tengo de ser una pizquita de alguno de los ingredientes.

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  5. A lo largo de mi vida he acumulado infinidad de recetas ajenas y propias... te aseguro que ninguna se acerca ni de lejos a esta.
    ¡Has conseguido que hasta mi sombra se deleite con este marrón gracé!

    ummm deliciosoooo

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  6. Ariadna, cuando quieras ya sabes dónde te esperan estos dulces con historia (aunque date prisa porque soy muy golosa...sonrío)
    Ventana indiscreta, cierto, estas semillas saben a las dos tierras. Unos frutos son fado y otros tierrra de pan. Abrazos desde la raíz
    Silvia, por supuesto que tú eres parte de la receta. Tus manos fueron las primeras en arrancarle al árbol sus secretos.
    Mónica, a partir de ahora busquemos el corazón del alimento. Ya sabes que lo esencial es invisible a los ojos y los ingredientes de esta receta no solo son táctiles...

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  7. Virgi, acaban de llegar los besos! Gracias por sentarte a la mesa y probar este pedazo de memoria. Aquí siempre hay una silla para ti, aunque sea al alba. Más besos especiados de regreso

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  8. SE PUEDE EXPLICAR UNA RECETA DE MEJOR MANERA QUE ESTA???????????????????? NO CREO, YO SOY DE LA CARBALLEDA, CON ORIGENES ALISTANOS Y SANABRESES DE ROBLEDO,Y VEGA DE NUEZ,AUNQUE YO YA NACÍ EN CIONAL. FELICIDADES COPIARÉ TU RECETA QUE NUNCA HE PROBADO.

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  9. Anónimo, qué sorpresa tan grande!! Toda mi familia es de Cional y allí he pasado los veranos de mi vida. Por supuesto que nos conocemos seguro, así que si decides salir del anonimato me encantará saber quién eres. La casa de mi familia está en la plaza y tiene un legendario poyo de piedra... un abrazo casi vecinal

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  10. Maravilloso, Alicia. Una receta de principio a fin. Las fotografías, preciosas, ilustran lo que cuentan y cuentan a su vez. Un abrazo

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  11. La vida fue generosa con vos Alicia al dotarte de una sensibilidad maravillosa para captar todo. Te imagino desde niña absorbiendo todo el almíbar de la vida y las relaciones familiares. Es como si fueras un alambique, vivís, tomás lo bueno y lo compartís x este medio. Gracias.
    Saludos argentinos. Pude sentir hasta los aromas de la cocina de mis abuelas de quienes no recuerdo nada x disfrutarlas sólo de bebé.

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  12. Mª Antonia, gracias! Las imágenes fueron captadas con ternura y me alegra que eso se perciba. El sabor de este postre no sería el mismo sin esas manos, ni el paseo, ni... ya sabes
    Lu, me encanta ser alambique! Siempre me ha gustado escuchar las historias de la familia... parte de ella reside en Argentina y algún día cumpliré mi sueño de viajar a esa otra orilla y unir las dos mitades de la historia. Besos hacia el otro lado del océano.

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  13. ¡Así se debe escribir una receta! Muchas veces olvidamos que los dos ingredientes básicos de la cocina son el mimo y el cariño.
    Saludos desde Macondo

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  14. vaya! me quedé impresionada! que forma tan guapa de contar una receta, tanta sensibilidad y cariño. Me encantó!! además las castañas me gustan mucho y así nunca las preparé. Me está gustando mucho tu blog, cuentas las cosas con delicadeza y transmites emoción. Y el detalle de la música... es genial! te transporta...
    Muchas gracias por tu comentario en deFíbula, me hizo mucha ilusión :)Un besín muy fuerte!

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  15. Xibeliuss, esta receta sabe a la tierra agreste y dulce de nuestro Macondo así que te será familiar... Un abrazo de castaño
    Covi, bienvenida! Si alguna vez te animas a preparar la receta no olvides los ingredientes principales (música incluida). Tu blog me encantó y al leerte me transporté a mi tierra... eso siempre me hace feliz. Un besín y nos vemos por estos lares

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  16. Vaya... creo que Lu ha descrito perfectamente lo que sentimos todos los que te leemos emocionados. Si te conociera en persona descubriría millones de matices más.
    Cómo me gusta que te hayas lanzado a dejarte ver de forma "universal" para que te puedan descubrir más y más cronopios... ¿Ves como hay muchos?
    Un besín

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  17. Lo intenté, digo, hacer tu receta...
    Materia prima preparada: castañas (no asturianas, pero navarras).
    Música ambiental: La Boheme.
    Pero nada... fracaso...
    Además evocaba tu receta, tus fotos... y fue eso... malas vibraciones, por que sabía uqe no te igualaría...
    snif snif...
    mi vez será la próxima...
    Besitos entristecidos.
    Me dedicaré a mis bizcochos...
    Laura

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  18. Laura, algo ha debido fallar pero no te desanimes!! las castañas navarras, la boheme... todo perfecto. Quizá fue la convicción de que no te iban a salir bien. Olvidé poner entre los ingredientes tres cucharadas de optimismo!!! Seguro que tus bizcochos también son una delicia :)

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