Saco la silla de enea al balcón. Tomo asiento y espero. Una hora, dos, tres. Las que hagan falta. Oteo la calle por la que circulan los mismos coches, las mismas prisas, los primeros pañuelos, los mismos libros bajo el brazo. Sé que nos abandona, que esta será su última noche y quizá nos deje sobre la almohada un cielo brillante y constelado. Busco la imagen última de sus zapatos de espigas cruzando la esquina, yéndose. No hay suerte.
Bajo a la calle, ese río de acacias cercadas de cemento. En lo alto de la cuesta me dejo caer sobre mi silla y afino la búsqueda. Nada en el horizonte. Nada por el suelo. Nada en las azoteas.
La tenacidad me lleva un poco más lejos. Busco un jardín, un jirón de campo en la ciudad donde sin duda será más sencillo descubrir sus últimas huellas. Rogaré "no te vayas", agarraré un pliegue de su túnica de membrillo.
En un claro de este suspiro verde fijo mi asiento y espero. Tictac. Canta un cuco entre el rumor cercano de la civilización. Cierro los ojos. Pasan las horas. Una ráfaga de aire frío me araña los brazos y siento una caricia inesperada resbalando por mi hombro. Abro los ojos. Es una hoja. Una hoja seca, recién desprendida de cualquier árbol tembloroso. Tal vez la primera en sucumbir al otoño seductor.
Cabizbaja me retiro arrastrando mi silla de enea.
Otra vez me he quedado sin ver la fuga del verano... Comienza el vals de las hojas.

Fotografía del gran Chema Madoz
(Desde el filo os deseo un feliz baile de otoño)
No sé si son tus bonitas palabras, esa música tan bella o que estos días estoy especialmente sensible que he llorado. Seguro que es todo un poco, también me perdí la huida del verano... nostálgica alicia, es precioso...
ResponderEliminarMe gustan tus letras.. Para mi el verano cada vez es más largo y caluroso, espero aún que llegue el otoño y refresque algo
ResponderEliminarOndear los pañuelos para despedir al verano, arroparnos para acoger el otoño, se muere una estación para dar vida a otra, mueren nuestras ansias e ilusiones del estío para dar paso al sosiego de las estaciones serias, esas que nos adormecen en la rutina.
ResponderEliminarEncantadora tu forma de explicarlo. Preciosas tanto la imagen como la música.
Un abrazo.
Preciosas tus palabras
ResponderEliminarBailar, bailar, bailar al son de las hojas que caen, de la lluvia que viene, de los vientos que se cuelan por todas partes sin saber dónde nos empujarán... (y, sobre todo, al ritmo de esa canción que tanto me gusta).
ResponderEliminarTe deseo lo mejor en esta nueva estación. =D
Covi, qué emoción que te emocione... Esta era la música con la que yo escribí -hace ya mucho tiempo- mis primeras letras en las noches de Madrid, con la que un día regalé a alguien un otoño secreto, la que mi amiga ángela tocaba para mí al piano tras mucha insistencia... Música que nos acompaña y que cada vez significa algo diferente. En este caso, solo es una brizna de esperanza en el porvenir. Feliz otoño paisanina
ResponderEliminarIco, aquí está, sentado a nuestra mesa: el Otoño. Deja tras de sí un rastro de plumas y nostalgias. En las manos, nueces. Párpados de hojas secas, pies embarrados por las primeras lluvias. Te lo envío rumbo a tu isla para que conozcan el aire de las castañas, su acento de lumbre. Besos
Logan y Lory, gracias! Esta tarde me despediré del verano, que no se nos vaya de cualquier modo, por la puerta de atrás, no. Soltaré amarras y me internaré en el mar abierto de esta nueva estación. Feliz día
Evadir-se, precioso también tu blog, o al menos lo que he podido intuir de él dado mi escaso conocimiento de tu lengua. Aprenderé a descifrar tu código, tal vez ayudada por un pequeño espejo. Petons
Gala, feliz otoño!!!! Bailas?
Hoy es el día perfecto para soltar el hilo del verano y dejar que suba a estamparse en las nubes.
Besos y un puñado de nueces
Quizá no puedas impedir que la sal de mar se desprenda de nuestra piel pero lo que sí que has logrado es que esa brisa fresca que nos acompaña esta mañana tenga una deliciosa banda sonora, un mágico retrato y una exquisita presentación escrita...
ResponderEliminar¡Feliz otoño!
El final de una estación, en esta caso el verano, con el comienzo de otra, otoño, siempre lo he percibido como un sutil zizzagueo de sensaciones: fragua el frío y aún los campos muestran sus ocres (aunque más oscuros), caen las primeras hojas de algún plátano y todavía persiste el verde de los olmos siberianos. Lo dicho el ámbito donde las dos estaciones se funden: y ahí estamos.
ResponderEliminarBesos con voz.
Tan cercano el verano y el otoño me ha sorprendido con las primeras castañas que cayeron junto a mis pies.
ResponderEliminarAyer buscaba un refugio en la naturaleza y hoy lo encuentro en tus palabras.
Gracias otra vez por devolverme la magia.
Besos ocres.
me encanta leerte
ResponderEliminar¡Qué bonito!
ResponderEliminarAy Alicia el verano se escurre y es cada vez más corto y fugitivo y sin embargo no me apena.
ResponderEliminarSiempre he sentido que el año comienza en otoño, con el nuevo curso. Es mi estación preferida, adoro esos anocheceres tempranos de luz vacilante, que no sé por qué siempre vi llenos de magia y posibilidades.
No añores el verano, piensa que ahora tendrás más tiempo de mirar las estrellas.
Besos
PS. Amiga esta bella canción,
me trae recuerdos de forma veloz!
Qué maravillosa recreación, alicia. Gracias por tus hermosas palabras
ResponderEliminarBesos
Mónica, gracias por ser de nuevo la superheroína que consigue que los globos del verano suban a casa en ascensor... :o) El verano se nos fugó ayer, súbitamente, y nos arrancó un ohhhh inesperado y alegre mientras subía y subía a perderse entre las nubes. Un beso y un puñado de hojas secas
ResponderEliminarVentana, ahí estamos en la línea que serpea entre las dos estaciones. Poco a poco los zapatos mojados, la suela llena de hojas secas y barro irá borrando aquel limo fresco del verano. Así son los caminos... tierra variable. Un abrazo de espantapájaros que busca un nuevo trabajo... (tal vez director de la orquesta de este otoño?)
Silvia, la magia, como casi todo lo que merece la pena, se esconde precisamente ahí, bajo tus pies, bajo los adoquines grises de días encadenados. Levanta un poquito esa alfombra y verás que está ahí, agazapada como un animal asustado y feliz.
Abene, gracias! :o)
Saul, más gracias!
Ariadna, también el otoño es mi estación favorita... sin embargo este año me ha costado soltar la estación que acaba. Ayer, en el Retiro, vi cómo los globos del verano se fundían con el cielo. Al bajar la vista todo había cambiado. Ya en los labios el sabor a tierra del primer vino de septiembre. Besos envueltos en esta música que fue telón de fondo de algunos de nuestros mejores días.
Mª Antonia, gracias a ti por esa huella que dejas entre el trigo
Un gran abrazo
Qué contundencia esa de 'Yéndose'. Y tú ahí, queda.
ResponderEliminarCreo que los periodos más apetecibles en las estaciones son los de tránsito. Aquellos en los que 'lo que era' dejara de ser y 'lo que no era' lo empezamos a intuir.
No desesperes Alicia, lleva la cabeza bien alta. Abajo el suelo bullirá en otoño. Y mirarás entonces hacia abajo.
¡Qué preciosidad! ¡!qué sutil y perseverante tu forma de ier a despedir el verano cuando en realidad, pillina, lo que estabas esperando era la llegada de tu otoño!
ResponderEliminarCreo que el verano perdonará que no le hayas despedido a tiempo porque ha provocado, sin quererlo, esta maravilla de bienvenida.
¿Ves ya los amarillos y ocres? Te aguardan pacientemente y te señalan el camino, tímida y sutilmente, enviándote a la hoja desprendida de un árbol tembloroso que ha rozado tu cuerpo para que no te pierdas ni un sólo instante de tu dorado otoño.
¡Aprovéchalo!
Un beso ligeramente seco en los bordes que te sugiera más búsquedas insólitas.
Lo estás mirando pero acabas sin poder verlo. También me pasa. Como con las hojas de los plátanos justo antes de que empiece el verano: me fijo, me fijo cada año y una determinada mañana allí están todas las hojas, gritando verde en grande, como si nunca hubiesen podido ser pequeños brotes.
ResponderEliminarTienes un blog con un contenido precioso. Ha sido un verdadero placer recorrerlo durante un rato.
Alicia ,esta dulce despedida al verano que pretendías desde tu silla de enea y que finalmente haces desde este bello espacio, ha hecho que todos recibamos con los brazos abiertos la nueva estación, y que despidamos, con una sonrisa cómplice y un hasta la vista, a la que se fue. Un abrazo.
ResponderEliminarNo verás la fuga del verano. Él se va así, melodioso de olas y chicharras, generoso con el que aparece, entre nubes y ramas.
ResponderEliminarFeliz eres de contemplar el vals entre los árboles y el suelo.
Besos, ¡qué bien escribes! Te lo he dicho otras muchas veces.
Ay, estos personajes vienen y van a su libre antojo, siempre esquivando nuestras miradas. Cuando quieres darte cuenta ya está aquí su sustituto. Empiezan sus días con fuerza, a veces con vistazos recelosos... y agotan su fuerza antes de que nos percatemos del todo.
ResponderEliminarUn abrazo, alicia
Tinta, vivimos ahora uno de esos "tránsitos" y tienes razón, es un periodo especial, en el que cada mañana hay un cambio, un nuevo color.
ResponderEliminarMiro al cielo. Pronto la lluvia de hojas amarillas. Pronto. Besos a la espera.
Mafalta, me has pillado! En realidad yo soy otoño y su llegada me llena de alegría. Siento que despierto del sopor del verano, que la sangre corre de nuevo llena de semillas.
Neruda y las hojas secas, boinas grises y corazones en calma.
Cestillos de besos
Rh, gracias por tus palabras! Se me ha quedado grabado ese grito de las hojas, ese "verde" en sus voces silenciosas. Encantada de que dejes tus huellas en el trigal.
Delikat, celebrar las estaciones es una costumbre que me acompaña desde hace años. Y realmente me alegro, los vivo con intensidad. Me alegro de que este pequeño texto te haya hecho sentir esa fiesta callada de despedida y bienvenida. Abrazos y azoteas :o)
Virgi, qué linda eres! Gracias por dejarme siempre un puñado de palabras sobre la mesa, esas nueces con sabor a tierra y a la savia misma. Se nos fue y no pude ver su último cabo. Tenemos un otoño por delante, esa hoja en blanco. Besos aún tiernos
Xibeliuss, vuelan las estaciones y solo nos queda seguir su rastro soñando con llegar al centro mismo del remolino de hojas, de flores, de nieve, de sol. Pero es inútil, tienes razón. Quizá ni siquiera exista ese meollo, quizá todo sea esa túnica que cada ciclo arrastra por el campo... (Pienso en el Tejedelo, allá arriba, tan ajeno, tan lleno de magia)
Alicia, por aquí el otoño pretende hacernos caer en la tristeza, o en el abandono, pues no para de llover. No sé si este verano ha sido un espejismo, ni siquiera lo sé, de tan poco que he llegado a vivirlo. Se lo ha tragado esta mudanza que parece no acabarse nunca.
ResponderEliminarSiento no escribir palabras alegres, tampoco estoy triste, simplemente ahí estoy.
Y eso que el otoño me despierta la mente, o es que quizás estoy de luto por el verano no vivido, no sé, todo se andará.
Mlle Miracle, se repiten ciclos y estaciones. Regresará el verano pero ahora toca girar la rueda, dejar que los árboles se desnuden y no perder la fe en que algún día volverán a vestirse de verde. "Esperanza: Confianza o fe que se deposita en una persona o cosa"
ResponderEliminarQue no se te vaya el otoño entre las cajas... Cada día es una oportunidad de que todo cambie, de reinventarse y empezar de nuevo. Solo toma un lápiz y comienza a dibujar tu nueva vida. Un abrazo inmenso