16 dic 2009
Tiempo de nieves
El 18 de febrero de 1979 ocurría algo excepcional: por primera y única vez hasta hoy nevaba en el desierto del Sahara.
Esta mañana, asomada a la ventana de la oficina, he presentido la nieve e instantes después mi pensamiento caía copo a copo sobre el paisaje. Me he quedado hipnotizada en el alféizar contemplando ese misterio blando que borra, implacable, toda huella tras de sí. Adiós caminos, señales, coches, tejados, recuerdos. "La ciudad comienza de nuevo. Habrá que redibujarla cuando llegue el deshielo", me he dicho. Al izar la vista al blanco ciego del cielo hecho migajas recordé la increíble fotografía de las dunas del Sahara cubiertas de nieve. ¿Os imagináis? Un frío afilado quizá en los días precedentes. Un viento estancado de gato blanco que persigue su cola. Un silencio denso aplastando la arena. Y de pronto, el milagro. Delicadas notas de nieve conociendo la suavidad de la arena, acariciando con sus manos de hielo el lomo dorado de las dunas. Los camellos, sintiendo por vez primera la blanda mansedumbre de la nieve, corren enloquecidos. Y en un remanso entre dos dunas, los hombres azules, brazos alzados al cielo, ríen y giran sobre sí mismos como peonzas en mitad de la nada.
Regreso del Sahara a la oficina gris. Cierro los ojos y deseo hondamente que una nieve dulce caiga sobre las mesas, papeles, rutinas. Que nos sepulte como a flores pálidas que asoman la cabeza entre la escarcha para comenzar, por fin, un nuevo día.
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¡Sí! Y renacer entre la nieve como brotes tiernos y hambrientos de vida.
ResponderEliminarHas clavado frases espectaculares en este intenso texto.
Un abrazo, también desde la nieve.
Gracias, Xibeliuss y...muchas felicidades!!Te regalo este puñado de nieve con mis mejores deseos.
ResponderEliminarAlicia, qué palabras tan hermosas y qué pensamientos tan alegres y tristes a la vez. Hermoso, hermosísimo texto.
ResponderEliminarLa imagen de los hombres del desierto, espectacular.
Un abrazo
Jo, que talento. Después de esto ¿Quién es capaz de odiar a la nieve por entorpecer la ciudad?
ResponderEliminarVolveremos a dibujar los paisajes las veces que haga falta, y cada vez serán más bonitos y más nuestros.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Cris
hombres azules girando sobre sí mismos como una peonza en un desierto por estreñar... es de una belleza aplastante.
ResponderEliminar¡Gracias por este paisaje navideño!
Mª Antonia, la nieve es triste o alegre según el ánimo del que la contempla. Te deseo copos hinchados de felicidad
ResponderEliminarJuanRa, jeje, no la odies. Hasta un atasco tiene su aquel si caen estrellas contra el parabrisas. Un abrazo
Cris, no perdamos los lápices de colores. Nos hacen falta para reinventarnos...
Mónica, gracias a ti por ese desierto, y tantas nieves mágicas
Aunque la intención de la canción es más bien de corte amoroso, la traigo a este rincón para acumularme en la contemplación de ese viento estancado de gato blanco (vaya mi admiración por esta imagen, te dedicaré una entrada por ese motivo). Y añadir de paso que la nieve hace falta. O como me suelo decir: la nieve nos prolonga.
ResponderEliminarSerrana (letra canción)
La nieve por tu cara
pasó diciendo donde
no hago falta
no me detengo.
La nieve-Rocío Márquez
Jabegote(letra canción)
Se me mojaron las velas
estando la mar en calma,
se me mojaron las velas
y fue de las puras lágrimas
que yo derramé por ella,
que yo derramé por ella.
¡Qué bonito! La nieve parece limpiarlo todo, pero cuando se derrite vuelve a asomar lo mismo de antes...¡bluf!...
ResponderEliminarBesos
Tempero, acabo de ver la última entrada de tu blog y una sonrisa cuelga ya de mi mañana. Me gusta leerte cuando escribes que la nieve nos prolonga.Gracias por tus ojos, por tus nieves necesarias y por este regalo que llega como las mejores cosas, inesperado. Un abrazo de Snegorotchka.
ResponderEliminarVirgi, bueno... confiemos en que siempre existe la posibilidad de que un día no sea así. Quién nos asegura que esta vez lo que resurja no será diferente? Soñemos al menos mientras viva esta nieve. Besos
Las nieves del Sahara, como la añañuca en Atacama.
ResponderEliminarSon de esos prodigios que sustentan esperanza.
Yo, siendo de un zona fría, no dejo de atenderla con asombro siempre que se precipita.
Me ha encantado imaginarte imaginando esta escena que cuentas. Una maravilla de esas que sólo Alicia encuentra y comparte con los que leemos sus aventuras.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué guapo Alicia! cómo hace soñar mirar hacia un cielo nevando! me encantó tu descripción del desierto nevado y la música... también nuestro norte está siendo acariciado por la nieve y está precioso :) un abrazo muy fuerte para tí!
ResponderEliminarTinta de aterrizaje, la sorpresa es una de las cosas más vivificadores que conozco. Que nunca dejemos de sobresaltarnos por un arcoiris o una nevada. Abrazos inexplicables
ResponderEliminarElle, gracias! Seguiremos compartiendo aventuras del otro lado del espejo si sigues leyendo este cuento. Besos
Covi, estoy deseando reencontrarme con nuestra tierra. Imagino los campos nevados desde el tren... la vuelta a casa. Un abrazo enorme (ya llegó a casa de mis padres tu envío... qué emoción!)
El refranero asocia las nieves a los bienes. Los refranes siempre han acumulado las experiencias de muchos años. Ójala no que equivoque para este año. Buen texto ese tuyo. Por cierto, ¿qué poco nos apoyamos ya en la ventana, y menos en el alféizar? Yo sí.
ResponderEliminarHe venido siguiendo el rastro de Tempero, el habló de tu "Delicadas notas de nieve conociendo la suavidad de la arena, acariciando con sus manos de hielo el lomo dorado de las dunas" y entré para ver.
ResponderEliminarRealmente sorprendente la nieve sobre las arenas del desierto, experiencia única para los que la disfrutaran ese 18 de febrero.
Un gusto conocerte. BesoS: PAQUITA
Yo estuve por allí unos años antes. Lástima que no llegué a conocer un hecho tan singular. Sin embargo a través de tus palabras he podido sentir el fenómeno (el frío ya lo está poniendo la naturaleza en estos momentos).
ResponderEliminarComparto asimismo al cronopio y algunas otras cosas, como el vino de Alsacia.
En fin que ha sido un gusto pasar de la mano de Tempero que me guió hasta aquí y pasear por las heladas dunas. Por mi blog hay un poema que se titula Tlencem recuerdo de aquella arena.
Un saludo.
Ventana indiscreta, ojalá que el refrán cumpla su cantinela y que este año veamos caer un aguacero de bienes desde nuestra ventana. No dejes de asomarte por si acaso! :)
ResponderEliminarCaminante, sí, la nieve en el Sahara es una imagen sorprendente, casi milagrosa. Gracias por seguir las huellas de Tempero hasta este trigal nevado.
Manolotel, encantada de tenerte por aquí a pesar del frío que se respira dentro y fuera del blog. Si te parece brindamos con un vinito caliente (bueno para el alma y para el cuerpo) por el encuentro y bailamos tregua catala bajo la nieve... Un abrazo
Hermosa explicación. Lo sé todo. Es bonito contemplar la nieve si se sabe que no se va a quedar dentro porque pronto saldrá el sol. Siempre lo hace, recuérdalo. Siempre hay un deshielo y vuelve la primavera.
ResponderEliminarPodemos quedarnos contemplando la nieve desde la ventana el tiempo que sea necesario hasta coger fuerzas para no quedarnos formando parte de ese paisaje.
Besos hogareños.
Precioso.
ResponderEliminarMe encanta la nieve.
La nieve tan blanca lo borra todo...y todo queda como una página en blanco...
ResponderEliminarSilvia, ahora más que nunca necesitamos primaveras pero es tan tentador contemplar la nieve desde esta ventana, calentita...
ResponderEliminarAnnabel, Gracias!
Manuel, aunque asustan un poco las páginas en blanco son necesarias para reinventarnos. Gracias por dejar tu huella en este manto de nieve